miércoles, 8 de noviembre de 2006

POR LA MAÑANA

Una mañana más. Caras adormiladas. Pelos revueltos. Pantalones caídos. Faldas subidas. Desfile de estudiantes que se suben al tren, o al autobús, dirigiéndose como ovejas descarriadas hacia sus colegios. Muchos de ellos acompañados a todo trapo –que se dice- al ritmo del mp3, o el iPod que ahora está de moda. Algunos van con el tiempo de sobra. Otros corren, con el tiempo más justo, porque no quieren llegar tarde. Hay quienes se lo toman con mucha calma pensando que la clase puede esperar. Sienten el estómago suspirar pidiendo clemencia porque no podrá esperar al bocata de la hora del recreo. Cabezas dando aún tumbos a la noche de messenger. Otras recordando el programa de la tele. Nervios que afloran por el examen que está hoy al caer. Chuletas preparadas por si las moscas. Móviles con llamadas perdidas. SMS con mensaje para quedar. Ya pronto llegará la tarde. El día pasa rápido. El fin de semana está al caer y hay que pensar en el próximo plan. Y en medio de ello… la clase de matemáticas que espera en el aula.

Los buenos hábitos se adquieren, no llegan solos. Hay que trabajarlos, como el agricultor siembra el campo para esperar la buena cosecha. El modo de enfocar el día tiene mucha importancia, más de lo que pueda parecer. De ello dependerá el resto de las horas, y en consecuencia, los valiosos resultados. El médico profesa la medicina, el abogado la abogacía, el docente la enseñanza, y el estudiante… los estudios. El esfuerzo vale la pena. Cuidar los detalles, aprovechar bien el tiempo, organizarse adecuadamente. Basta con proponérselo, con quererlo hacer, y pedir ayuda cuando uno no puede.

Disponer de las horas necesarias de sueño es un elemento que merece la pena cuidar. Comer antes de salir de casa, procurándose de un ligero tentempié para tomar más tarde, ayudará a rendir mejor las primeras horas de clase. Tener la cabeza despejada, sin el aturdimiento de una música descontrolada, facilitará la concentración que se precisa para el día que debe comenzar. Ir con el horario tranquilo, sin prisas pero sin pausas, ofrecerá mejores condiciones de trabajo.

Es la vida del estudiante. La matutina hora de la mañana. Nada fácil para el que le cuesta, pero que compensa cuando uno se lo plantea y pone la lucha en concebir de lo ordinario siempre el mejor momento.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada día es un regalo. Gracias por tus artículos!

Anónimo dijo...

Los padres deberíamos controlar más esas maquinitas, sino luego queremos que se centren en los estudios y es imposible. Estoy de acuerdo contigo.

Anónimo dijo...

dice usted que el esfuerzo vale la pena... No sé si nuestros adolescentes están tan seguros de que valga lapena salir de esa nube de color rosa en la que la sociedad envuelve su vida de teenager cuya únivc aley es "pásalo bien y no pegues sello". Qué les espera? vale la pena salir de esa situaciónpara encontarse con ... trabajo temporal, contratos basura, entrar en la tribu d e los mileuristas, ...

Anónimo dijo...

Hola, Saludos, y felicidades por el blog.