lunes, 28 de abril de 2008

FELIZ EN TU DÍA... ¡MAMÁ!

En la mitología griega, Rhea era la madre de los dioses Júpiter, Neptuno, Plutón, Zeus, Poseidón y Hades, entre otros. A ella se le rendían espléndidos honores en la Antigua Grecia, y de éstos se dice que viene el origen de celebrar el Día de la Madre. Más adelante los romanos acabaron llamando a esta celebración La Hilaria, que se celebraba el 15 de marzo en el templo de Cibeles, donde durante tres días se hacían ofrecimientos. Los primeros cristianos, transformaron esta celebración en honor a la Virgen María, la madre de Jesús.

En el siglo XVII, en Inglaterra, se instituyó un día de la madre muy parecido al actual. Estaba destinado a que los sirvientes, al menos una vez al año, pudieran visitar a sus madres sin perder la paga que les correspondía aquel día de trabajo.

Julia Ward Howe fue una heroica mujer americana, que exhortó a todas las madres a unirse contra las guerras, a raíz de la guerra franco-prusiana que se estaba produciendo. Reclamó un Congreso Internacional de Mujeres en favor de la paz, pero su propuesta no fue muy bien acogida en un inicio. Tres años más tarde logró realizarlo en 18 ciudades de EEUU por el Día de la Madre.

En 1905 fue cuando Anna Harvis se quedó huérfana. Su madre había sido una luchadora ferviente en favor de la paz, destacando por su colaboración en los cuidados de los heridos durante la Guerra Civil estadounidense. A raíz de la muerte de su madre, Anna Harvis inició una fuerte campaña enviando cartas a personalidades de la política pidiendo que se reconociera el segundo domingo de mayo –aniversario de la muerte de su madre- como el Día de la Madre. Así fue cómo en 1912, para apoyar la iniciativa, se creó la Asociación Internacional del Día de la Madre, y el Congreso americano aprobó la propuesta finalmente en el año 1914.

En la mayoría de los países del mundo, como España, Portugal, Hungría y Sudáfrica, se festeja el primer domingo de mayo el Día de la Madre. En el mismo mes, pero en día distinto, lo hacen otros como Guatemala, Bahrein, Malasia, Pakistán, México…

Hay países que han adoptado fechas distintas en relación a acontecimientos propios de la nación, como es el caso de Nicaragua que lo celebra el día 30 de mayo por ser el día del cumpleaños de la suegra del presidente Somoza.

Da igual la fecha, da lo mismo el día que se elija… porque lo que está claro es que ese día es un brindis por todas las madres del mundo.

Las madres son el aliento de vida, ejemplo de esfuerzo y sacrificio, renuncia y entrega, amor y comprensión. Son quienes transmiten la alegría que embarga en el hogar, las que sostienen con su sonrisa y afecto a todos los que la rodean. Son puerta de esperanza, amigas y consejeras, las que logran convertir en realidad los sueños de sus hijos. Son, en definitiva, el Amor con mayúscula.

Un día para celebrarlo es poco, comparado con la grandeza que supone tan gran maternidad. Como José Fernández del Cacho escribió: “Una madre tiene algo de Dios y mucho de ángel”. Pues demos gracias a todas las madres, nuestros ángeles, por ser las que realmente velan por nosotros.

lunes, 21 de abril de 2008

LA LECTURA QUE NOS TOCA

El origen de la celebración del Día del Libro está relacionado con la fecha de la muerte de tres escritores que han sido grandes en el mundo de las letras: Miguel de Cervantes, William Shakespeare y del escritor e historiador hispanoamericano Inca Garcilaso de la Vega. Todos ellos murieron en 1616, y además coincidieron en el mismo día. Bueno, en el caso de Cervantes hay un poco de trampa, porque murió un día antes, pero como fue enterrado el día 23 para la efeméride ya vale…

Con esta fecha no solamente se relacionan estos tres escritores, sino que, además, en un 23 de abril también murieron –o nacieron– otros eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Josep Pla o Manuel Mejía.

Aprovechando dicha fecha, en el año 1995 la Conferencia General de la UNESCO proclamó el día 23 de abril de cada año como el Día Mundial del Libro y de los Derechos de Autor. Un modo de rendir homenaje mundial al libro y a sus autores, y procurar animar a los más jóvenes a descubrir el placer de la lectura.

Los orígenes de esta conmemoración están enraizados en Catalunya, desde el siglo XVIII. Fue entonces cuando se popularizó esta fiesta en la que los enamorados se intercambiaban una rosa y un libro, recordando la leyenda de St. Jordi del dragón y la doncella.

Así que esta semana, ya sabemos lo que toca: a comprar libros y rosas (que por cierto, por el precio al que las venden estos días, más valdría comprarlas con mucha antelación -que salen más baratas- y mantenerlas para regalarlas el día 23). Veremos libros por las calles, autores firmando sus últimas novedades, mujeres sonrientes con su flor en mano (ahora también alguno que otro hombre), y personajes con satisfacción intelectualoide llevando su libro bajo el brazo.

No cabe duda que las rosas serán motivo de engalanamiento para mucho de los hogares, desprendiendo su perfume y desglosando su belleza. ¿Y los libros? ¿Cuál será el lugar que ocuparán en muchas de las casas? Probablemente acabarán ejerciendo la misma función adjudicada a las rosas. Al principio ocuparán un lugar notable, para que se vea que se ha seguido con la tradición de comprar un libro. Incluso habrá quién se sienta orgulloso de haber conseguido una dedicatoria del propio autor. En seguida viene la lectura de las primeras páginas… con la emoción de poder “estrenar” el libro. Luego llegan las prisas, el día a día, el exceso de trabajo, el estrés, la falta de tiempo… y por mucho que uno se lo proponga, no hay manera de pasar del primer capítulo con el que tanta ilusión se empezó en su momento. A continuación uno se da cuenta que el libro lleva días ocupando el mismo sitio donde se dejó la última vez, y que empieza a ser un estorbo. Entonces viene la preocupación de dejarlo en un sitio, accesible (eso sí), para cuando se encuentre el momento oportuno para reiniciar su posible lectura. Un momento que no acaba de llegar…

Y ahí se queda el libro, totalmente frito, hasta que un día lo descubres porque estás buscando algo con lo que poder apoyar una mesa, la pantalla del ordenador o una silla que se tambalea. Y al verlo… ¡oh sorpresa! la medida ideal para que haga de soporte… y entonces es cuando el libro cumple la noble función a la que, sin pretenderlo, estaba predestinado desde que se compró.

¡Ojalá sean muchos los libros que se compren durante estos días! ¡Y ojalá sean muchos los libros que sirvan de acicate para su lectura!

lunes, 14 de abril de 2008

LA GRAN HAZAÑA PATERNA

Dicen que el Ironman es la prueba más exigente del Triatlón. Con sólo ver las características del torneo, a uno le dan ganas de mirárselo desde lejos. Consta de 3.800 metros de natación (en aguas heladas), 180 km. de ciclismo y 42,2 km. de pedestrismo (a trote). Además de la exigencia del esfuerzo que requiere realizarlas, consta de un tiempo límite de 17 horas, con un promedio de 12 horas. ¡Casi nada! Clasificarse ya es toda una proeza, teniendo en cuenta que la mayoría de los participantes –seguramente los más preparados del mundo- se entrenan duramente durante uno o dos años para superar toda una serie de pruebas previas que les ha permitido competir. Cada año en Hawai se lleva a cabo este campeonato.

Los motivos por los que los atletas participan pueden ser variados. Hay quienes lo hacen como un desafío personal, otros para poder acabar la carrera aunque sea dentro del tiempo límite, y están los que anhelan lograr el reconocimiento Ironman, que les ayude a progresar en su prestigio como atletas profesionales.

Como otros, el norteamericano Dick Hoyt, de Massachussets, compite cada año. Pero lo sorprendente no es que lo haga, como tampoco lo son los 60 años que ya tiene y, a pesar de ello, ser capaz de lograr acabar esta prueba. Su proeza está en los motivos que le llevaron a realizarla esta vez. En esta ocasión cumplió con la prueba llevando consigo a su hijo, que desde que nació sufre parálisis cerebral. Sí, no solamente fue capaz de superar la competición rozando las 17 horas previstas, sino que, además, lo hizo llevando a su hijo: arrastrándolo en una barca, llevándolo en su bicicleta y cargándolo en sus brazos en la última de las pruebas. Dick Hoyt ha sido reconocido como el personaje Aquarius de la semana.

Quizá alguno llegue a pensar que detrás de este gran gesto haya cierta intencionalidad de marcarse “un farol” ante los medios de comunicación, demostrando su valía y de lo que ha llegado a ser capaz de realizar. No lo creo, si Hoyt lo ha hecho ha sido por su hijo, porque sabiendo que éste –por sus propios medios– nunca sería capaz de hacerlo, le ha permitido cumplir un logro que para otros hubiera resultado imposible. Porque el hijo de Hoyt, a pesar de padecer parálisis cerebral, ha realizado su sueño de alcanzar lo que su padre lleva haciendo desde muchos años.

Admiro a Dick Hoyt, lo reconozco. Pero no tanto por alcanzar la prueba. Eso es lo de menos. Admiro a Hoyt por todos los años que lleva volcado en su hijo, por esos momentos de sacrificio personal que ha debido sufrir a cambio de conseguir el bienestar de su retoño, porque es indudable que su vida ha sido generosa y fecunda, porque ha sido capaz de renunciar a muchos caprichos personales, porque cuando vio “la que le caía encima” si dejaba nacer a la criatura fue capaz de decir que sí, por aguantar con valía tantos años vividos junto a su hijo, por su paciencia, por su cariño, por su comprensión, por el amor con el que ha estado cuidándolo.

En esta sociedad, donde el hedonismo y el egoísmo se han convertido en sinónimos de bienestar y progreso, Dick Hoyt es todo un ejemplo de cómo el sacrificio puede llegar a conllevar la más plena felicidad.

La proeza de Dick Hoyt no está en haber superado el Ironman, sino en su tesón, superación y amor como padre.

domingo, 6 de abril de 2008

CAPRICHOS EXCÉNTRICOS EN EL GLAMOUR

El próximo 17 de abril Paris Hilton será la protagonista en la versión rusa de lo que sería los premios MTV, siendo la elegida para presentar esta tercera edición de los galardones. No solamente se contenta con lo que le van a pagar por ello, sino que además ha solicitado toda una serie de exigencias: un grupo de guardaespaldas que vele por su seguridad las veinticuatro horas del día, un todoterreno, permiso para llevar armas, una habitación rodeada de velas y flores donde además haya un espejo de cuerpo entero y mariscos con ketchup de aperitivo. También debe disponer de todos los suministros de productos alimenticios a base de piruletas de varios sabores, miel, mostaza, pimienta, batidos de chocolate, tequila, vodka, zumos naturales… ¡un buen elenco de exigencias tratándose sólo de la presentación de una edición de premios!

Aunque no es justo admitir que todos los ricos y famosos son excéntricos y caprichosos, es cierto que al llegar a la cumbre del éxito son muchos los que se dejan arrastrar por todo tipo de veleidades. Compatibilizar éxito, fama y dinero con llevar una vida austera, sencilla y normal no debe resultar nada fácil. Será por eso que, llegado a este punto, hay quienes incluso llegan a perder el sentido común. Ante la pantalla y los escenarios interpretan papeles haciéndonos creer que poseen una vida arropada de felicidad, pero a la hora de la verdad muchos cargan a sus espaldas una vida desordenada, infeliz y desalentadora. Quizás ésta sea la causa que les lleve a asumir un elenco de excentricidades que les permita llenar el vacío que contienen sus propias vidas.

Paris Hilton no es el único caso. Como ella, son muchos los famosos que tienen unos antojos muy raros, algunos incluso puedan ser aceptables, pero hay otros que resultan increíblemente atrevidos. En unas Navidades los Beckham contrataron a un tipo que les abriera los regalos, por el módico precio de 1800 euros; me imagino que para ahorrarse las agujetas en los dedos. Brad Pitt ha llegado a pagar 20.000 dólares por unas plantas exóticas que resultó que jamás fue a retirar del vivero, no se sabe si por descuido o por falta de tiempo. En sus actuaciones los Rolling Stones piden decenas de coches, varios camerinos detrás del escenario con refrigeración y baño, 600 toallas y cientos de litros de alcohol. Ben Affleck le regaló a su ex novia Jennifer López un Rolls-Royce Phantom por el friolero precio de 350 dólares, un Ferrari de 230 mil dólares, un anillo de diamante rosado de 1,2 millones de dólares y, para que pudiera efectuar sus necesidades más íntimas, un fantástico inodoro con incrustaciones de rubíes, zafiros, perlas y diamantes. También Bill Gates tuvo su propio capricho al comprarse su propio avión por 21 millones de dólares, además de haberse gastado 30,8 millones más en uno de los manuscritos del artista italiano Leonardo Da Vinci. La lista de los notables caprichos –a costa de grandes cantidades económicas- que podemos descubrir resultaría interminable.

Como también son interminables las curiosas excentricidades del mundo de la farándula. Peter Fonda usa lentes a prueba de balas. A Alejandro Sanz la cerveza le encanta, y es una exigencia obligatoria en su camerino. Siempre que Luis Miguel va a un hotel exige que en su habitación haya unas cortinas negras que no dejen traspasar ni un solo rayo de luz. De Woody Allen dicen que se toma la temperatura cada dos horas y que duerme con los zapatos puestos. Mariah Carey le tiene tanto apego a su perrita que incluso se baña siempre con ella, eso sí, en una enorme bañera con agua mineral francesa…

Al final uno acaba pensando que los famosos midan su poder a través de sus propias exigencias y antojos, en una especie de competición para ver quién pide mayor cantidad de excentricidades. Estando en el punto de mira, y siendo muchos de ellos tótem de jóvenes y adolescentes… ¡cuánto puede derivarse de cada uno de sus actos! Si ser rico y famoso comporta ser excéntrico y caprichoso, Virgencita que me quede como estoy.