martes, 12 de diciembre de 2006

ADOLESCENTES NAVIDEÑOS

“Es más bruto que un arado” “No tiene sentimientos” “Es que está en un plan que no hay quien le aguante” “Todo el día enganchado al móvil y no nos hace caso”… ellos son Juan, Pedro, Mireia, Natalia, Alberto… De ellos me han hablado, de esta forma, sus propios padres. Son los mismos que en clase se muestran nerviosos. Los que llegan tarde y les da igual. Los que cuando hay follón, se apuntan a ver qué pasa. Ahí está el que hace dos semanas se lió a puñetazos con un compañero. El que jugando a fútbol escupió al árbitro y le sancionaron varios partidos. También el que hace un tiempo se largó de casa diciendo que no podía más (no tardó en volver).

Esta mañana he entrado en clase: “Hoy… haremos un Belén, y decoraremos la clase ¡se acerca la Navidad!” Reacción de los adolescentes de tercero de ESO: risas, comentarios tipo “¡qué chorrada!” “¡ei, que ya somos mayores!”. Hemos salido fuera del colegio a buscar piedras, arena, ramas… Al principio resistencia. Poco a poco empiezan a venir algunos: “¿Esta piedra sirve?” “¿qué tal esta rama?”. Llegamos a clase, y nos distribuimos en grupos. Unos harán el Belén, otros decorarán la clase. Comienzan a pelearse, todos tienen ideas sobre cómo debería ser el portal. Algunos recortan estrellas de colores –ha sido idea suya- y las cuelgan por el aula. Les pongo villancicos, me miran extrañados: “¿y no tienes algo más moderno?” me dice uno. Al cabo de un rato le miro disimuladamente, está cantando por lo bajo Campana sobre campana. Han pasado dos horas. La clase huele a Navidad, y ellos han sido los artífices. Son las cinco y es la hora de irse a casa. Les aviso que es la hora. Apenas me escuchan. Se lo repito una vez más. Algunos empiezan a recoger mientras acaban de confeccionar los últimos retoques de su obra. ¡Es la primera vez que casi tengo que echarles del aula cuándo siempre son ellos los que me dicen que hay que irse!

Cuando el aula queda vacía de alumnos miro alrededor. Me imagino a Alejandro diciéndome lo de “que chorrada, que ya somos mayores” y luego le veo cantando y disfrutando como un niño. ¿Será que la Navidad hace milagros?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No es la Navidad, sino el profesor que se atreve a plantear estas cosas a los adolescentes. Nos parecen apáticos, pasotas, descreídos, irreflexivos... y es que no les hacemos pensar, no les ponemos ante alternativas atractivas. Nos falta un poco de arrojo (sobre todo, a los padres) para proponerles valores que nos da vergüenza sacar sobre la mesa. Los creemos menos de lo que son.

Anónimo dijo...

bitxo: felicidadades por tu trabajo con los jovenes, a mi me paso algo parecido con un grupo de jovenes en el barrio donde estaba de dinamizador, era el tipico grupo de chavales que cuando plegaban de trabajar iban a pasar el rato al local de jovenes, su actitud pasar de todo romper lo que podian, bueno ya sabe rebeldia sin causa, hasta que llego el dia que les propuse que se acabaran de hacer suyo el local, tras dos meses de "peleas" y discusiones continuadas con ellos y mucho trabajo de motivacion conseguí que respetasen el local, me respetasen y me hiciesen propuestas de actividades.
La experiencia me demostró que con paciencia y motivacion se consigue todo