martes, 28 de noviembre de 2006

SI APRUEBO ¿QUÉ ME COMPRARÉIS?

Oleada de nervios en la mayoría de las aulas. Se aproximan las fiestas navideñas: turrón, champagne, pavo, regalos… Queda poco para ello, pero para algunos el tiempo de espera va a ser eterno. En pocos días la mayoría de estudiantes se enfrentarán a exámenes de todo tipo. La evaluación tenía que llegar. Los buenos propósitos marcados a inicio de curso quedan ya lejanos. Aquel 12 de septiembre perdura casi como un lejano recuerdo. Hasta ahora todo parecía que iba bien, pero con los exámenes que se vienen encima… llega la hora de la verdad.

Lo malo de ser estudiante es que no se puede vivir de rentas. El esfuerzo que uno realiza siempre viene trasladado en el boletín de notas. Los padres, impacientes, esperan los mejores resultados de sus hijos. Y cuando llegan las calificaciones fácilmente se caen en discursos trillados. Álvaro, estudiante de 2º de ESO, me comentaba con decepción: “Siempre lo mismo. Si suspendo bronca por no dar chapa, con la excusa que ya me lo venían avisando. Y si apruebo, que todavía puedo hacer más… mis padres nunca están contentos.”

Es normal preocuparse por las calificaciones de los hijos. Pero esa preocupación no debe trasladarse sólo al recibir el boletín de las notas. Los resultados académicos son la consecución de todo un proceso anterior. “Es que no le veo nunca estudiando…”, pues habrá que ayudarle a que se centre. “Sólo piensa en salir con los amigos…”, quizás será conveniente recortarle las salidas. “Se pasa todo el día hablando por el móvil…”,alguna vez se puede probar de quitárselo y enseñarle a hacer un buen uso del teléfono. “Todo el día enganchado al ordenador…”, probablemente no necesite tanto de él para el estudio.

En condiciones normales, cuando uno estudia aprueba. Luego se pueden valorar otros aspectos, ver si hay problemas de estudio o temas aptitudinales. Es importante verlas venir, estar alerta, y hacer un seguimiento constante para que el resultado sea aquel que se espera. Y sobre todo, no comprar las notas. No pagar por buenos resultados, pues se podría generar el estudio sólo a cambio de algo. La verdadera recompensa debe ser la de sentirse satisfecho con uno mismo por haber hecho aquello que se debe.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El tema que estudien o no, es dificil, cuando un adolescente dice que no quiere estudiar, dificil se ponen las cosas, yo en este momento hablo porque hasta ahora he conseguido que mi hijo llegue hasta 3 de la ESO, y este año ha decidido que no quiere estudiar, tengo un profesor para el y le dedico tiempo, pero si el dice que no sabe no contesta, no hay nada que hacer. Tampoco se le puede echar de casa, con eso de la ley del menor, estamos profesores y padres atados de manos y pies.
Un saludo.